Mis pasos me guiaban a algún lugar sin embargo mi corazón estaba sin brújula, sin espacio ni tiempo, te necesitaba tanto. Extrañándote mi mente volaba buscando tu encuentro. A mi alrededor las personas iban y venían absortas en sus pensamientos, en sus historias.
Te busqué entre todos ellos sin encontrarte, tu mirar inquieto y profundo no estaba entre tantos ojos. Así continue sin rumbo. Los viejos edificios del centro teñidos de gris, de mil ecos silenciosos y muros callados parecían vernos pasar como ausencias sobreviviendo no viviendo, guiados por el deber no por el ser, en un mundo de prisas, de necesidades creadas, de olvidos... de indiferencia. Y como parte de ese mundo yo.
Quise encontrarte entre esas personas, anhelé tus brazos abrigando el frío que recorría mi cuerpo y mis sentidos, pero no te hallé.
Ahí estaba rodeada de tanta gente, amándote y sin ti. Me sentía en esa soledad colectiva como un barco sin puerto. Para ellos yo era sólo otra más, para mi ellos eran... en realidad no pensaba en ellos, pensaba en ti.
La tarde era fría, los pasos de todos apresuraban el tiempo. El viento helado acariciaba mi rostro y supe que no te encontraría ahí, que entre tantos labios no hallaría tus palabras.
La lluvia comenzó a caer, suave,acompasada y triste, cada gota parecía dibujar para mi tu silueta, mojando mis mejillas con tu beso frío, ausente.
Mis pasos me guiaban a algún sitio, pero mi corazón sólo me llevaba a ti, a tu amor, a tu recuerdo ...
a tu olvido.