Me miro fijo, despacio . . .
escudriñando mi alma como un delirio que se
escapaba,
me miro y se hizo agua salada en mis pupilas que lo añoraban.
Se enlazo por un segundo entre mis sueños que no soñaban.
Desde ese instante mi corazón ya no es mio, no me acompaña,
él se lo llevo puesto en su mirada
como si todo . . . como si nada.