Hay un lugar perfecto donde siempre quiero estar,

donde el tiempo no necesita de relojes,

ni la Luna de oscuridad para brillar,

un espacio donde caben todos mis suspiros.

Hay un rincón creado sólo para mi,

donde puedo escapar de todo 

y ser infinitamente yo

mientras el mundo gira.

Un espacio al que pertenezco

y a donde siempre quiero volver

que me ata y me libera al mismo tiempo

hecho a la medida de mi piel.

ღ ☽ ღ

Él me hace sentir la chica más bonita del mundo,

me abraza como si fuera la primera vez que sus brazos conocen el amor,

me mira como si nada más importará para él que verme sonreír.

Mi mano encaja perfectamente entre su mano

y mi corazón ya tiene un sólo ritmo ...

el de sus latidos.

ღ ☽ ღ

Me fui para salvarme de ti (y de mi) porque sabia que quedarme un minuto más contigo era seguir en ese laberinto que no tenia salida, era perderme por tratar de encontrarte. Es tan cierto como alguien puede ser veneno y medicina al mismo tiempo, como alguien que te destroza el corazón puede rescatarte con sólo decir una palabra (aunque sepas que esa palabra será perpetuamente una mentira). 

Convertías mi mundo en una bella catástrofe de la que nunca supe salir ilesa, en cada una de tus huidas quedaba en ruinas, sin embargo siempre te daba mi corazón para que lo apuñalaras dulcemente con tus besos. 

Eras el lugar al que siempre volvía porque aunque no lo creas, creía en ti, quería rescatarte de tus monstruos, que mis ojos fueran el faro que te guiaran a puerto y que en mis brazos encontraras el único refugio para ti (ese refugio que aún buscas en cualquier verso).

Me rompiste en pedazos tantas veces que perdí la cuenta, tantas veces que ya nunca pude ser la misma.

Hoy después de un largo exilio por fin volví...

                                                                    

he vuelto a mi.

Supongo que si . . .

que bastará esta noche para saberte aquí

y sentir el silencio

tan lleno de todo,

tan lleno de ti.

Cerraré los ojos

cuando vuelvan a mis labios

todos tus besos

y mis manos aún sepan

deletrear tu sonrisa.

Supongo que sí . . .

que pasarán cien inviernos

y mis brazos habrán olvidado tu calor

 y mi boca no recordará tu nombre...

pero mi corazón sabrá,
siempre sabrá 

quién

fuiste para mi.